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Rostros atractivos en la política y nuestras emociones de por medio

  • 10 min read

En los días que corren, en vísperas de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, la incertidumbre es grande, dominan las emociones… La mayoría de los estadounidenses espera con ansias un cambio de liderazgo, ver rostros más amables, más humanos. Y no es para menos, ya que la imprevisibilidad del actual presidente ha mantenido en vilo a la población mundial.

 

Atractivo y emociones en la política

 

En el actual contexto, donde las diferenciaciones ideológicas pueden ser difusas y el bombardeo de información, más que clarificar, vuelve aún más confusos los mensajes políticos, el voto no se puede definir solamente por una cuestión de razonamiento previo, sino también por el trabajo que realicen los partidos a través de las redes sociales. Un trabajo que, si no se maneja bien, puede resultar contraproducente.

Palabras y promesas no es todo lo que se juzga hoy en día. El aspecto y la actitud del político se tienen en cuenta. La percepción ciudadana está vinculada al terreno de lo emocional. Esto es así porque nuestra manera de ver y pensar el mundo está afectada por las emociones. Una persona que no se emocione genuinamente, ni sienta pasión por lo que hace, no conectará con los demás. Si es un político no conectará con los sueños y proyectos de los ciudadanos.

 

Político con gran atractivo, que transmite emoción con sus gestos.

La pasión en sus actos y palabras conecta al político con sus seguidores.

 

Una personalidad tan marcada como la de Donald Trump despierta pasiones y fuertes emociones en la población. Algo que en ocasiones llega a ser más importante que sus propuestas, eclipsando los planteamientos de su programa político. En su caso, esta característica lo catapultó a la presidencia, sin importar que no reuniera el mínimo de condiciones morales para ser un alto mandatario.

Al ser fanático de sus propias ideas y defenderlas con una pasión exagerada, muchas personas se «contagiaron» con su esencialismo, convirtiéndose en trumpistas empedernidos. Su discurso impreciso se basa en una lógica oportunista, que es perfecta para manipular a las personas, apelando a exaltar sus miedos y pasiones (necesidad de defenderse, miedo a la invasión de otras poblaciones, rechazo al feminismo radical, etc.)

Aunque este es un caso extremo, porque Trump no es precisamente una persona empática, cualidad esencial para dirigir y ser un buen líder. Los líderes efectivos aceptan la crítica, tienen una actitud servicial, buscan el beneficio común y hacen gala de una comunicación respetuosa. Una verdadera eficacia comunicativa en la política requiere de rostros amables, expresivos, que transmitan emociones positivas y sepan ponerse en la piel de los demás.

Como ya sabemos, estos preceptos no siempre se cumplen. En ocasiones los seres humanos cometemos errores graves, cuyas consecuencias perduran en el tiempo. La elección de Trump como presidente es uno de esos errores.

 

Carisma y personalidad en la política

 

Solemos juzgar a una persona por su rostro, del mismo modo que elegimos un libro por su cubierta. Ese rostro nos aporta información que consideramos esencial, y en base a esta información, aprobamos a esa persona y nos interesamos por ella. Es aquí donde entra la belleza permeándolo todo. Intuitivamente la asociamos con la verdad y con el bien y, si está presente, todo lo demás se desvanece. Al punto que, guiados por el atractivo de un político y nuestras emociones, muchas veces tomamos decisiones o elegimos sin pensar lo suficiente.

 

Políticos de rostros atractivos en un evento

Puede parecer trivial, pero un rostro atractivo o amable y el saber conducirse en cualquier entorno, son cualidades apreciables en un político.

 

Aunque no se trata sólo de la tan manida «perfección» de rasgos o de arquetipos estéticos y culturales, sino del atractivo que seduce más allá del físico. Ese que se traduce en equilibrio, armonía y paz. Es más una combinación de belleza con inteligencia, una personalidad atrayente, que contagia energía, seduce y convence.

La armonía entre esencia y apariencia, cuerpo y mente y el «saber estar» no es sólo una cuestión de estética, significa respeto hacia los demás y hacia uno mismo. Los políticos de hoy saben lo importante que es conducirse adecuadamente en cualquier entorno en el que se encuentren, sin perder la sencillez y la naturalidad.

Algunos consideran estas estrategias de la política como modas perniciosas por su aspecto superficial. Pero, aunque puede parecer trivial, está demostrada su eficacia comunicativa y ayudan a construir un liderazgo proactivo.

Un buen ejemplo de líder carismático es Barack Obama. Con su franca sonrisa y su sentido del humor se gana el corazón de todos. Y es que la sonrisa es belleza natural, humana… No la risa hueca, artificial, sino esa que cautiva por ser auténtica y espontánea.

 

Foto de Obama que refleja su atractivo y emociones positivas

El carisma de Obama es indiscutible.

 

Demasiado atractiva o demasiado fea… disparador de las emociones

 

La política aún es considerada «cosa de hombres» por una gran mayoría. Enaltecer o minimizar a personalidades de la política por su apariencia física suele darse más, cuando se trata de mujeres. Muchas veces se menosprecian sus capacidades intelectuales, en el caso de las que físicamente cumplen con los parámetros de la belleza actual. Y otras, con probada capacidad intelectual, son ofendidas y humilladas por su físico, dentro de ciertos sectores elitistas.

En el 2013, Nina Siakhali Moradi, una joven política iraní, arquitecta y diseñadora de páginas web, fue elegida para formar parte del consejo de Qazvin, en Irán. Pero fue expulsada de su cargo por ser «demasiado atractiva». Los hombres en el poder consideraron que era muy hermosa para el servicio público.

En el 2015 un presentador de la cadena Univision, comparó a Michelle Obama (entonces Primera Dama de Estados Unidos) con un simio. Luego, ya siendo Donald Trump presidente, Pamela Ramsey Taylor (directora de Clay County Development Corp.) comentó en facebook: «Será muy refrescante tener una hermosa y digna Primera Dama en la Casa Blanca. Estoy cansada de ver a una mona con tacones». Y, por si todo esto no fuera suficientemente ofensivo, se difundieron memes racistas alrededor de los Obama.

 

Libro de Michelle Obama, una mujer que despierta emociones.

Michelle Obama abogó, sobre todo, por la alimentación sana de los niños, por la salud, la educación y los derechos de las niñas y las mujeres. Dedicando sus esfuerzos a eliminar las barreras que impiden a niñas de todo el mundo a seguir con su educación.

 

Estos comentarios nos llenaron de indignación, pero no eran de extrañar en una sociedad con un racismo tan arraigado. Pero, lo que todos nos preguntábamos era: cómo pueden referirse a Michelle Obama con sentido peyorativo, mientras ensalzan a la actual Primera Dama, Melania Trump. Siendo esta última una mujer que hasta el momento sólo ha sido capaz de exhibir un único atributo: su belleza física. Pero que sí fue capaz de salir de la sombra para participar activamente en la difusión de teorías conspirativas sobre Barack Obama. Como aquella de que había nacido en África y por tanto no tenía derecho a estar en la Casa Blanca, algo que puso en peligro la seguridad de los Obama.

¡¿Se han invertido los valores al punto de llegar a la ceguera colectiva?!

Michelle Obama, además de inteligente, es carismática, es sencilla y tiene buen sentido del humor. Su forma de ser y su calidad humana, le permite conectar fácilmente con la gente. Es una mujer transparente y una madre modelo. No permaneció a la sombra de su marido, no tuvo un papel decorativo en la Casa Blanca. Brilló con su propia luz, usó las prerrogativas de su cargo  y posición para ayudar a quienes más necesitaban. No perdió esa gran oportunidad e hizo el bien.

No se necesitan más atributos que los que ella posee para ser una mujer completa, que sirvió de inspiración para las mujeres de todo el mundo. Como ella misma dijo: «No importa quién eres, no importa de dónde vengas, eres hermosa» y «Como mujeres debemos apoyarnos unas a otras».

 

¿Cómo puede haber mujeres trumpistas?

 

El racismo ha calado aún más profundo en la sociedad estadounidense desde que Donald Trump está en el poder. Sus comentarios xenófobos y racistas son frecuentes, lo que ha estimulado a muchos estadounidenses a sacar lo peor de sí mismos, creando un clima de división y odio. Es muy desalentador ver algunos de los «monstruos» que creíamos extinguidos para siempre, como el nacionalismo más extremista y el racismo, resucitados y amenazando nuevamente los valores y principios democráticos.

Los males propiciados en su gestión son innumerables. Y algunos tienen impacto más allá de los límites de Estados Unidos. El retroceso de normas medioambientales que protegen el aire, el agua y la tierra, nos dejarán un aire menos respirable, agua menos potable y un planeta más expuesto al cambio climático.

Este hombre piensa que el mundo gira en torno a él, nunca deja de ser un «showman», es autoritario, prepotente, arrogante, intolerante, agresivo, machista, misógino, racista, narcisista, megalómano, grosero, insensible y un mentiroso patológico.

Para alguien tan prejuiciado, que basa sus ideas en estereotipos, fue muy gratificante, años atrás, la tarea de fortalecer el mito de la belleza artificial, a través de Miss Universo. Un concurso donde es exhibido el cuerpo como un producto, como una creación. Cuerpos diseñados en su mayoría por cirujanos estéticos. Pura forma, mero parecer.

 

Atractivas y emocionadas chicas en Miss Universo

Los concursos de belleza no tienen nada que ver con la esencia y la verdadera belleza de una mujer.

 

Durante los años que auspició el concurso se la pasó manipulando las reglas, eligiendo el mismo las ganadoras, humillándolas públicamente (Alicia Machado), jactándose de sus agresiones sexuales a las mujeres… Y, como era de suponer, se ha manejado del mismo modo, mezquino y grosero, en sus funciones como presidente. Es incomprensible que haya mujeres que elijan a un ser tan despreciable para dirigir el destino de su país, que se cuenten entre sus seguidores… cómo pueden apoyar sus desmanes

¿Es que no ven cómo llevó directamente a la muerte a los ciudadanos con sus mentiras sobre el coronavirus? El presidente tuitero, con tendencia al oscurantismo, que transformó una red social en un instrumento de poder potencialmente peligroso. Sus tuits son ataques contra todo y contra todos, excepto cuando se alaba a sí mismo. Y sus retuiteos le han dado impulso a los extremistas.

Este digno representante de los tiempos de «la mentira emotiva» (posverdad) y de la filosofía de la confusión, ha hecho de la mentira impuesta verdad. Es un racista ensoberbecido con su «supremacía racial». Un hombre sin trazas de inteligencia, ni capacitación, que jamás debió permitírsele tener tanto poder. Un hombre al que no le importa la vida de nadie, que no sea la de él mismo. Un vergonzoso ejemplo del que todos debemos aprender, para que este desastre histórico no vuelva a repetirse.

«Las personas que son verdaderamente poderosas unen a los demás». Michelle Obama

 

 

 

 

 

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