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Correlación entre belleza e inteligencia

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Sentir vergüenza ajena es algo que a todos nos ha pasado en algún momento. Particularmente la he sentido cuando veo manifestaciones groseras de famosas compatriotas, o cuando una linda chica en un certamen de belleza confunde la eutanasia con una vacuna, dice que Confucio fue quien inventó la confusión, que hay que cuidar los desechos de la basura, o que le gustaría vivir en la II Guerra Mundial. Belleza e inteligencia no siempre van de la mano.

 

Giosue Cozzarelli, aspirante a Miss Panamá 2009, que dijo que Confucio inventó la confusión. Este hecho marcó su vida.

 

La sentí ante el comportamiento pueril e irresponsable de una reina de belleza de Guatemala, la cual provocó una persecución, que parecía sacada de una película. Esta chica violó el toque de queda al circular en moto por las calles y luego se dio a la fuga cuando la policía intentó detenerla.

Los influencers siempre en medio de la polémica

La pandemia ha llevado a muchos influencers a hacer cosas locas, al no ser capaces de generar contenido si no es a través de la polémica y la exhibición. Tal es el caso de Ava Louise muy conocida por su actividad en TikTok, que lamió la tapa de un inodoro en el baño de un avión, para promover su «coronavirus challenge» (lamer retretes públicos). Algo grotesco y asqueroso que sobrepasa la estupidez humana, una burla a la sensatez y al sentido común, en momentos en que mueren miles de personas a causa del coronavirus.

Otras posaron en medio de las protestas por la muerte de George Floyd en Los Angeles. Incluso hay quienes han aprovechado la desgracia de un familiar para volverse influencers, como es el caso de tres hermanas en Monterrey. Estas aprovecharon que su padre se contagió de coronavirus y compartieron la desgracia con sonrisas y un entusiasmo no propios de quien tiene a su padre en peligro de muerte.

Ser famosas sin importar el medio para conseguirlo

Debemos entender de una vez que todas las situaciones no son válidas para ganar notoriedad en las redes sociales. Hay hechos y situaciones que son muy íntimos, personales, y otros de profundo impacto social, que no deben ser usados de manera trivial.

Estos actos nos avergüenzan porque son realizados por mujeres cuyo único norte es ser famosas sin importar el modo de conseguirlo. Sus acciones evidencian que la belleza y la inteligencia no siempre van de la mano. Lo triste es que llegan a convertirse en referentes sociales, ayudadas por el gran ascendiente que tienen en la población joven los influencers, ya sean de YouTube o del resto de redes sociales.

Este es el motivo por el cual muchas mujeres inteligentes no se dan el permiso de ser bellas, ni que las traten como tal, pues no quieren ser encasilladas en la ecuación bella=tonta. Muchas a través de la historia se han dedicado a cultivar su inteligencia, dejando a la belleza en segundo plano.

 

Belleza e inteligencia en una joven con varios libros en las manos

 

Correlación entre belleza e inteligencia

El canon de belleza femenino tradicional no se ha relacionado con la inteligencia. Es suficiente para las mujeres ser bonitas, lo cual les autoriza para ser tontas, insustanciales y frívolas. En el pasado una mujer bella e inteligente debía no parecerlo. Resultaba más atractiva para los hombres si se mostraba tonta, cándida, simple y frágil. Esta percepción sexista de la inteligencia se aprecia claramente aún en países donde el machismo prevalece. Y los hombres entienden que las mujeres no pueden valerse por sí mismas y deben ser cuidadas y protegidas por ellos.

Lamentablemente estos prejuicios continúan vigentes en muchos países. Una mujer atractiva y con altas capacidades tendrá que sortear obstáculos (económicos y culturales) para poder desarrollar una vida social «correcta». Probablemente sea juzgada por su apariencia y se asuma que no va a poder desempeñar un trabajo de responsabilidad de forma eficiente.

También puede sentirse presionada por los hombres y ser objeto de envidia del resto de mujeres. Pero, muchas consiguen ser lo que realmente quieren ser: mujeres creativas, trabajadoras, poco convencionales, que toman el timón de su vida y tienen una buena autoestima. Están derribando el estereotipo que hace creer que una chica bella no podrá ser nunca una chica inteligente.

Iconos que arrastran multitudes

Todavía hay mucho por hacer y por lograr en un mundo donde la imagen lo es casi todo y lo que importa es lo que se aparenta y no lo que se es. Donde la industria de la belleza es foco de atención y un gran distractor. Para proyectar una «buena imagen personal» hay que seguir patrones de belleza que transmite la sociedad, especialmente las redes sociales.

Cultivar el intelecto no es prioridad, porque el cuerpo es lo que se usa como carta de presentación. Lo que realmente importa es tener la «belleza» de rasgos que dicta el canon actual y que el físico impacte. Así se van creando íconos exclusivamente con el fin de explotar la propia imagen.

Entre las más famosas ni siquiera se sigue un patrón. Ellas crean sus propias reglas haciendo cambios radicales en su cuerpo sin pensarlo dos veces. Su único objetivo es impresionar a sus seguidores y mantenerse en ese sitial. Caer en este juego de poder consume gran parte del tiempo y la energía de cualquiera.

¿Seguir la corriente?

Algunas chicas se sienten obligadas a cumplir con estas exigencias. Y es que no es fácil sustraerse. La mujer siempre ha transformado su cuerpo y su belleza de acuerdo con las normas estéticas de la época que le tocó vivir. Ya sea por medio del maquillaje, tratamientos, cirugía estética, dietas, gimnasio, fajas, tatuajes, piercings, retoques digitales… o cualquier otro artificio que la acerque a su ideal de belleza.

No es fácil mantenerse al margen sin seguir la corriente pero, es posible. No debemos dejar que nos acomoden en la condición de seres que existen más por su apariencia que por su «hacer social». Sólo hay que poner en orden las prioridades, darle valor a lo que realmente lo tiene y anteponer lo trascendente a lo efímero y vano.

La mujer no es un objeto, es un ser humano con talentos, con inteligencia. Aunque, a veces degrada su inteligencia asumiéndose como un artículo. Ocupándose sólo de su aspecto, descuidando la importancia del conocimiento y olvidando que la belleza es pasajera.

No te dejes engañar, estos referentes del momento a pesar de su popularidad se sustentan sobre una pseudo-belleza o belleza meramente aparente. Es una encarnación frívola. En ella no están presentes el equilibrio y la armonía que le son inherentes a la belleza, cuando combina los atributos físicos con la personalidad y la inteligencia.

 

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