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De bichectomías y otros absurdos estéticos

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En cuestión de gustos estéticos nunca sabremos qué nuevo absurdo se pondrá de moda. Hemos visto labios con tanto relleno que parecen bocas de pato, ojos felinos, pechos y nalgas descomunales, vulvas y vaginas rediseñadas… y toda una larga lista de absurdos estéticos que crece continuamente.

Agregar o quitar a nuestra anatomía como algo natural o cual juego divertido, es en extremo peligroso y denota gran inseguridad.

¿Cachetes llenos o desinflados?

Antes se resaltaban los cachetes, ahora se disimulan. Y para lograr ese rostro afinado está la bichectomía. Esta intervención quirúrgica consiste en la extirpación de las bolas de Bichat. Se realiza mediante anestesia local o general. La incisión puede realizarse a través del interior de la cavidad oral, con la finalidad de que no quede ninguna cicatriz visible.

En cirugía estética se practica con la finalidad de afinar las mejillas y acentuar los pómulos, sobre todo en personas con rostros redondeados u ovalados. Entre las posibles complicaciones consecuencia del procedimiento, puede ocurrir parálisis del nervio facial, sección accidental del conducto de la saliva y asimetría facial tras la cirugía.

Quienes se someten a este procedimiento no dan importancia al riesgo de infección, mala cicatrización dentro de la cavidad bucal y pérdida de la sensibilidad. También se olvida que tras el paso de los años las mejillas lucirán excesivamente adelgazadas. Habría entonces que rellenar el espacio para contrarrestar el efecto del envejecimiento sumado a la bichectomía.

Una membrana conflictiva

Otro absurdo estético es la reconstrucción del himen. Históricamente el mandato de la virginidad ha sido un mecanismo de control del cuerpo de la mujer. Aún hoy se utiliza para discriminarlas, someterlas y hacerlas sufrir en muchos países.

Muchas mujeres tienen que recurrir a una reconstrucción del himen para simular que son vírgenes, como forma de salvar su vida o su integridad física y psicológica. Se defiende  como la «recuperación de la dignidad perdida».

Esa pequeña membrana ha producido y continúa produciendo gran sufrimiento y muerte. ¿Por qué se continúa con una práctica de tradición machista que pretende controlar a la mujer? Esta es una situación muy compleja con profundas raíces en algunas sociedades. Por esto, resulta absurdo e incomprensible que algunas mujeres alienten a otras a continuar con esta práctica.

Hace unos años la cantante Leticia Sabater pregonó su reconstrucción de himen, lo que la convirtió en noticia internacional. Invertir tanto en algo que se pierde en unos segundos y con dolor es totalmente absurdo. También podría no darse cuenta en el momento de perderlo. De cualquier modo es algo disparatado y extravagante.

Vulvas y vaginas «normales»

Hay casos en los que una cirugía estética genital se justifica, como los de prolapso vaginal (desplazamiento de las paredes vaginales), otros en los que se necesita corregir problemas de incontinencia urinaria, cicatrices de episiotomías, desgarros y cicatrices perineales.

Ahora las razones estéticas son más que las funcionales. Rediseñar la vulva, la vagina y el lifting vaginal, son procedimientos muy demandados. La labioplastia es el procedimiento cosmético de más rápido crecimiento en el mundo.

Cada vez son más las mujeres sin problemas que reclaman esta cirugía, mujeres que no presentan dolor a la hora de tener relaciones sexuales ni presentan asimetría en sus labios.

Una cantidad preocupante de lesbianas «cisgénero» están preocupadas de que sus genitales sean anormales. Al parecer las relaciones entre personas del mismo sexo dejan más espacio para la comparación.

Muchas mujeres creen que hay una «vulva perfecta» o «normal». No nos ilustran adecuadamente las revistas ni los libros de biología, mucho menos la pornografía. La visión estereotipada de los genitales femeninos y la falta de referencias que las chicas tienen para comparar hace que algunas se sientan incómodas con el aspecto de sus vulvas.

Debemos tener presente que así como nuestros ojos, narices y bocas son únicas y diferentes, también las vulvas son diferentes. Querer que la nuestra sea como alguna vista en las redes sociales o en una película porno, es uno de los mayores absurdos estéticos.

 

El deseo de modificar la vulva es uno de los absurdos estéticos de hoy.

Cada vez más mujeres piensan que su vulva no es normal y la realidad es que no hay dos iguales.

 

¡También se decora!

Y por si fuera poco, hay toda una amplia gama de decoración vaginal. Desde la simple depilación hasta el tinte para el vello púbico, los implantes subdérmicos de perlitas (pearling) u otros objetos. Entre los riesgos de esta modificación genital están: infección, inflamación severa, dolor, la migración del objeto, pérdida de la sensibilidad y aumento de la vulnerabilidad ante las enfermedades de transmisión sexual.

También se usan pegatinas, maquillaje vaginal (corrector para los labios), bolas brasileñas que cambian tanto el color como el olor y el sabor del flujo vaginal y si quieres que éste se convierta en un arcoiris de colores entonces están las cápsulas de purpurina.

Introducir objetos dentro de la vagina puede acarrear inflamación e infección. Es un atentado contra el sensible equilibrio de bacterias que la protege.

Hay que mencionar además, el tratamiento ginecoestético no quirúrgico más demandado del mundo: el blanqueamiento anal, perineal y vulvar. Este puede producir dermatitis de contacto alérgicas o irritativas, picor, inflamación y colores no deseados en la zona.

¡¿Cómo se puede experimentar tanto con una zona tan delicada?!

Otros absurdos

Otra peligrosa práctica es la marquinha, una moda brasileña que consiste en colocar en las áreas del cuerpo que cubriría el bikini, unas delgadas tiras de cinta aislante que bloquean totalmente el sol. Esto permite que quede más destacado el contraste entre la piel bronceada y la que quedó cubierta. El bronceado requiere de tres horas de exposición para marcar bien un diminuto bikini que «encanta» a los hombres y las hace a ellas presa fácil del cáncer de piel.

Otra tendencia peligrosa son los ojos de gata o «foxy eyes» logrados con el uso de hilos tensores. Es un peligro enorme cuando es realizado por personas que practican ilegalmente la estética. Esta técnica afecta a una zona muy sensible del rostro.

No te dejes engañar

Todos se venden como procedimientos sencillos, pero no lo son. Para muchas es fácil caer en uno de estos absurdos estéticos. La corriente avasalladora de las tendencias las arrastra. No obstante, hay que detenerse, dar un paso atrás y reflexionar, para entender el riesgo que se corre por algo totalmente innecesario.

A los jóvenes les vendría bien observar cómo se ve realmente la gente fuera de las redes sociales. No dejarse engañar. De este modo estarán más conformes con su apariencia. Echar un vistazo a las cuentas de «beauty false» en Instagram puede resultar aleccionador. Precisamente esta red social ha tenido que vetar filtros que promueven la cirugía estética por el efecto negativo que causan en la salud mental de sus usuarios.

Los absurdos estéticos, además de conllevar grandes riesgos, te darán una apariencia irreal que te aleja de tu identidad, de quién eres. La belleza sin artificios es más digna, más real y no implica riesgos para tu salud.

Tú eliges.

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