La pandemia ha cambiado nuestras vidas y seguirá haciéndolo. Son muchos los nuevos hábitos que hemos ido incorporando. Tanto es así, que prácticamente podríamos asegurar que se acelerará el fin del dinero en efectivo, se consolidará el trabajo remoto, se redefinirá la educación, se impulsará la telemedicina, la ciberseguridad se convertirá en una prioridad absoluta y las medidas de confinamiento pueden pasar a formar parte de nuestras costumbres habituales en un futuro próximo.
Mientras tanto algunos cambios son evidentes como:
Ventas en línea en aumento
Junto con las ventas online va creciendo la tendencia de las «tiendas oscuras» («dark store»), el par perfecto para abaratar costos, optimizar los servicios y mantener el distanciamiento social. Estas tiendas son puntos de almacenaje o de recolección, cuya función es acercar la mercancía al consumidor. Un consumidor que vive a ‘golpe de clic’ y quiere tener los productos en cuestión de unas horas.
Walmart, Carrefour, Target y otros grandes supermercados crean cada vez más este tipo de tiendas en diferentes lugares del mundo.
Las compras online han aumentado, al ser mayor la demanda de bienes y servicios en línea. También ha tenido un alza la utilización de plataformas de videoconferencia y transmisión de video en línea. Por igual ha ocurrido un incremento en la creación de nuevas cuentas en las empresas que proveen servicios de contenido multimedia. Netflix ha liderado el auge del ‘streaming’.
Cierre de grandes cadenas
El auge del comercio electrónico y de las compras online, unido al cierre de ciudades y la detención de la actividad económica, generados por la pandemia ha asestado un duro golpe a las grandes cadenas de tiendas, que han tenido cierres parciales o totales de sus establecimientos.
Es el caso de J.C.Penney, Victoria’s Secret, Gap, Chico’s, Modell y Macy’s.
Otras se adaptan: la nueva experiencia de belleza virtual
El rol de la tienda física evoluciona y va más allá del papel transaccional. La industria cosmética se ha adaptado a esta nueva situación y está reinventando la forma de comprar productos de belleza sin oler, sin probar y sin tocar. Nuevos hábitos que probablemente se queden con nosotros por largo tiempo.
Cuando L’Oréal adquirió ModiFace y dijo en 2018 que ya no quería ser la firma de belleza número uno en el mundo, sino «la compañía de tecnología de belleza número uno», no imaginó que este cambio en su filosofía le ayudaría a enfrentar la crisis originada por una pandemia dos años más tarde. No sólo estaba preparándose para un consumidor más exigente, sino para un nuevo tipo de consumidor.
En estos momentos está desarrollando una aplicación en la que la clienta podrá probarse de manera virtual el maquillaje, sin necesidad de tocar el producto. Estos probadores virtuales los podremos usar en nuestro móvil. La firma también ha desarrollado experiencias virtuales como master class o lives chat y su dispositivo Nexa, realizará un diagnóstico exacto del tipo de piel y sus necesidades de tratamiento.
La realidad aumentada será una tecnología clave para mejorar y personalizar la experiencia del cliente. Wella lo sabe. Prueba de esto es la presentación de su Smart Mirror en enero pasado. Una experiencia nueva que permite la prueba de color de cabello, reconocimiento facial que permite recuperar looks anteriores y una grabación de video de 360 para poder ver el cabello desde todos los ángulos.
Una variante adaptativa del momento es la adoptada por algunas firmas, que dan servicio de «click & collect». Este consiste en comprar desde casa y recoger en una tienda o punto centralizado de los productos.
Nuevos hábitos y preferencias
Algunos cambios y nuevas preferencias llegaron para quedarse. El confinamiento nos obligó a realizar gestiones a distancia, una forma muy conveniente de hacer trámites, que se adapta más al perfil digital que necesitamos todos a partir de ahora.
Como consumidores seremos más exigentes con las medidas de higiene. Nuestros hábitos de consumo cambiaron y la tendencia es a evitar grandes gastos.
Ha aumentado el interés por el ejercicio físico y la salud en general. Muestra de ello es que ha crecido la venta de relojes inteligentes (smartwatch) para monitorear el estado de salud y la venta de productos que fortalecen el sistema inmunológico.
La sexualidad y la dinámica de las relaciones afectivas en este contexto se han visto muy alteradas. La vida de las personas sin pareja se limitó bastante. Algunos sufren un aumento del deseo a raíz de la prohibición y en otros disminuye la libido, o se anula ante el convencimiento de que «el otro» es el que nos puede infectar.
Las circunstancias nos llevan a repensar la sexualidad. Para evitar caer en la depresión es importante diferenciar encierro físico de encierro mental y establecer rutinas que nos ayuden a preservar la calma. La autoestimulación y los juguetes sexuales ayudan a calmar la ansiedad, también las aplicaciones de citas y las redes sociales.
Nuevas ventajas para quienes quieren embellecerse
Inesperadamente aumentó la demanda de cirugías plásticas en algunos países como Estados Unidos, Japón, Corea del Sur y Australia. Al poder recuperarse en casa, sin la presión de reincorporarse al trabajo y a la vez poder ocultar la hinchazón bajo la mascarilla, después de una rinoplastía, estiramiento facial, relleno de labios, etc., muchos han decidido aprovechar la coyuntura actual.
Cualquier procedimiento facial puede camuflarse fácilmente con la mascarilla, y al parecer esto ha contribuido al auge de este tipo de intervenciones, a pesar del riesgo de contagiarse con COVID-19. ¿Nuevos hábitos en el mundo de la estética o una situación coyuntural?
Nuevos influencers
Sin pretenderlo, muchos médicos y farmacéuticos se han convertido en los nuevos ‘influencers’ de la salud y de la cosmética. Y, es lógico que así sea, dadas las circunstancias. ¿A quién creerle más: a una famosa sonriente que muestra una crema hoy y unos leggings mañana, o a un experto en la materia que es independiente de cualquier marca, que investiga y domina los principios que mejor funcionan para tratar la piel?
Muchos influencers habituales han dejado de ser relevantes en esta nueva realidad, porque no son capaces de crear un contenido que trascienda (si no es a través de la polémica y la exhibición), en un momento en el que el mundo necesita otras cosas. Aunque, desgraciadamente es algo temporal, pues siempre gana el morbo. La pandemia no nos ha hecho menos morbosos, al contrario.
Algunos de estos «creadores de contenido» se han adaptado a las circunstancias. Como es el caso de actrices, modelos e ‘influencers’, que crearon cuentas con contenido pornográfico en OnlyFans y han convertido esta actividad en su principal fuente de ingresos.
Hay experiencias que la mayoría de los mortales no podríamos vivir en la realidad y por eso algunos disfrutan viendo de cerca (en una pantalla) la vida de personas triunfadoras que comparten detalles nimios y trivialidades de su día a día, o viendo las nalgas de una bella modelo en «primer plano». Más ahora disponiendo de mucho tiempo para el ocio y una creciente necesidad de entretenimiento y enajenación.
Llegan nuevos estilos en el mundo de la belleza
En estos momentos que la salud mental y física se prioriza sobre la apariencia, la gente se enfoca más en rituales de autocuidado. Añaden nuevos hábitos que redundan en mejor calidad de vida. Junto al ejercicio diario y a comidas más sanas, los tratamientos de belleza deben ser de primera calidad. El primer gesto de belleza se inicia con la higiene personal. Estamos más atentos a los riesgos relacionados con la salud, por lo que hacemos énfasis en la seguridad de los ingredientes y fórmulas para la piel.
Tener que llevar una mascarilla de seguridad en público, hace que nos centremos en resaltar más los ojos, el cabello y las uñas. Los ojos y las cejas han cobrado un protagonismo especial. Se ha hecho tendencia últimamente el laminado de cejas, un estilo más natural, si lo comparamos con las «cejas perfectas» de años atrás.
Hay quienes optan por estilos más dramáticos como el «fox eyes» que dirige aún más el foco de atención a las cejas, al elevar la cola con procedimientos estéticos, como la colocación de hilos tensores, o con blefaroplastía quirúrgica. Al mover la esquina externa del ojo a una posición más alta, los ojos se vuelven almendrados.
¡Ojalá que los nuevos hábitos relacionados con la salud integral permanezcan cuando la pandemia haya sido superada!