Unas defienden su identidad y otras la desdibujan un poco más cada día a base de imágenes con retoques. Es el caso de dos famosas diametralmente opuestas, que son noticia estos días.
Hace poco fue tendencia en las redes sociales un retoque fotográfico en un vídeo de TikTok, en el que se modificaba la nariz de la actriz Alba Flores. Y ha causado enorme revuelo (entre los tuiteros), como todo lo que tiene que ver con la gran protagonista de estos tiempos: la imagen. No es de extrañar, las redes sociales alimentan y avivan esa necesidad de aparentar, de mostrarse según el canon de belleza vigente. El cual es impuesto por las celebrities, las influencers y los famosos del mundo de la moda y la «belleza».
Los que se han cebado en las burlas escogieron mal al «personaje». No creo que nada de esto tenga relevancia para Alba. Viene de un linaje mítico: es nieta de Lola Flores, «La Faraona», sobrina de Lolita y de Rosario Flores e hija de Antonio Flores. El arte familiar corre por sus venas. Pero, aunque la fama le viene de cuna, se ha creado su propio nombre en la actuación. Luego del éxito de las dos series españolas «La casa de papel» y «Vis a vis», se ha dado a conocer a nivel mundial. Su carisma y su actuación intensa y poderosa nos conquistan.
Ella es una mujer con los pies sobre la tierra, que sufrió racismo en su época de estudiante y que es activista por los derechos humanos. Alba lucha por la inclusión y, sobre todo, es humilde e íntegra. En fin, que se ha ganado tantos corazones en todo el mundo, no con su rostro, sino con su talento. No ha necesitado esa nariz perfilada que le han hecho a su fotografía, ni perder su esencia en aras de la belleza.
Alba no pertenece al clan Kardashian, en el que hay que mostrar «perfección» en todo momento, donde la apariencia se cambia casi al mismo ritmo que la ropa. Para muestra ver la imagen subida por Khloé Kardashian a su cuenta de Instagram hace tres días. Sus mismos seguidores se han dado a la tarea de comparar esta imagen con otras de apenas unos años atrás. La transformación es impactante. Ya no es ella.
Estas imágenes retocadas nos influyen y afectan mucho más de lo que creemos. Las aplicaciones de edición digital y los filtros de belleza son muy adictivos. Te permiten modificar y «perfeccionar» tus rasgos de acuerdo al canon de belleza impuesto por los famosos. Pero, son espejismos que atentan contra nuestra salud mental. Nos venden una ilusión y nos estamos apegando a una mentira, a un ideal de belleza ficticio.
Esta sociedad enferma de superficialidad está olvidando los valores que de verdad importan.